domingo, 10 de noviembre de 2013

CORDEROS EN EL FUEGO

Como habréis podido comprobar, todos aquellos que leyeron mi última entrada en el blog: un poema titulado "Duerme aún el fuego", el texto es deslavazado, inconexo y falto de la más mínima calidad poética. Hablando en plata: El poema era una mierda. Sin embargo yo tenía claro qué era lo que quería decir. Y de la insistencia en ello, vienen ahora todos estos cambios, una vez dado por terminado (por ahora) el proceso de revisión. El resultado ha sido sorprendente, parecen dos poemas distintos y hasta el título del mismo ha cambiado. Espero que os guste más éste, ya que es el que prefiero yo. Será el definitivo, el anterior lo borraré en unos días.



CORDEROS EN EL FUEGO

Amanece un nuevo silencio tras las colinas.  Con sus fauces
ensangrentadas aún, aúllan los lobos en la cumbre. Los huesos
se ablandan, poco a poco, y comienzan a quebrarse.

El horizonte arde en nuestros ojos, pero el fuego duerme
en brasas disgregadas que cobijamos en el pecho.
Nos extinguimos, desde dentro, en llamas invisibles.

Acostumbrados a la desolación, mutilamos los sueños,
resignados a una ilusión de escombro o vertedero.
El esclavo lame la mano del señor, bajo un silencio de corderos.

Una hamburguesa , burbujas de cocacola y a esperar
tu democrático regalo. Sin incertidumbre. Sin reflexión.
Todos nos ganamos al final nuestra caliente incineradora.

Lo hemos visto alrededor, lo sabemos, pero no queremos ver.
Preferimos imaginar  los aditivos y correr, correr deprisa.
Porque todo arde ya, raudo y fugaz, en la eternidad del fuego.

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