viernes, 30 de agosto de 2013

LA GEOGRAFÍA DE TUS OJOS

Estuvimos en la cúspide, amor, de las nevadas
y vimos el llanto de la montaña al marcharse el sol,
ansioso por incendiar otras latitudes, estuvimos
en la lluvia, golpeando la piedra milenaria, horadando
sus secretos ancestrales de amoríos y de sangre, de frío
estupor y cálida venganza. Estuvimos en el aroma del té
de azahar, en las cuevas sinuosas de La Alhambra,
observando con los ojos del halcón la fauna que se mueve
entre las vides. Estuvimos en el mar abrupto del norte,
donde las olas escupen su gélida oscuridad sobre la tierra
y el miedo tiene infinitos nombres. Fuimos enanos extranjeros
en la inmensidad de gigantes moscovitas y calentamos
nuestras manos en el fuego eterno de la revolución
(el cartel de Burguer King en caracteres cirílicos y en la calle
Arbat un oso que bailaba sin dejar de mirar al cielo).
Recorrimos la noches blancas de San Petersburgo, a lomos
de caballos negros saltamos de innumerables puentes
y encabritamos el agua mansa del Neva y hasta nos zambullimos
en la tierra para despedirnos de sus viejos trenes renqueantes.
Vimos a hombres y mujeres durmiendo bajo cero en las esquinas,
a niños harapientos tocando con sus dedos la ventanillas
tintadas de un Ferrari, mientras un cónclave de popes
coreaba alegres aleluyas por tanta bienaventuranza.
Y descubrimos en Brugge la existencia de un lago
llamado “del amor”, donde los sauces refugian cisnes
silenciosos que observan, esbeltos, su impresionante belleza
en el espejo del agua, allí las brujas entregan sus cuerpos
a la noche en aquelarres de fuego bajo la luna
y los enamorados pierden la noción del tiempo.
Estuvimos en tantos sitios, amor, pero yo en todos vi
lo mismo: el pálpito desbordado de la emoción, anclado
en la belleza misteriosa de tus ojos. En ellos, sólo en ellos
veo esa luz que me muestra el extraño paraíso que es la vida.

Del libro Renacimiento (inédito)

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