jueves, 6 de junio de 2013

EL TIEMPO DEL MAQUILLAJE

   Ya se venía venir desde hace mucho tiempo. El maquillaje de todo lo público, desde que el PSOE y el PP nos gobiernan, ha ido en progresión exponencial. Tras la creativa transición los partidos políticos se dieron cuenta de que en esto de la política daba más juego montar un buen y entretenido espectáculo que presentar un sesudo programa, tan detallado como aburrido, que pudiera solucionar los problemas a los ciudadanos del país. Total, ¿quién se lo va a leer?, pensarían muchos de ellos. Y estaba claro que esas luces brillantes, la música rítmica a toda ostia, los carteles de diseño y la eficiencia del estilista del electo a presidente daban más votos que toda esa tontería de las ideas. Y, de esta forma, comenzó a instalarse la mentira, poco a poco, en nuestros políticos, hasta el punto de pensar que vivían instalados en una irrebatible y realista verdad. Pero claro, era evidente que en la carrera del espectáculo los productores son muy importantes, fundamentales. Sin recursos sólo se podía aspirar a un triste vodevil, bastante infructuoso en cuanto al fin perseguido: la compra de voluntades. El que disponía de mayor capital para invertir en el negocio del espectáculo de la política era el que más posibilidades tendría de llegar al poder y de acceder a las cuentas públicas.
   Luego, una vez asentados en el trono por al menos cuatro años y ya adictos al maquillaje, se ocuparon del lenguaje con el uso de eufemismos. Y convirtieron algunas palabras puras como “instituciones públicas” en irónico eufemismo cuando las expresaban sus labios. Y crearon nuevos términos para enmascarar el gran desfalco que han llevado a cabo con el tiempo. De ese modo inventaron expresiones como “Ley de liberalización del suelo” y que, en realidad, no era otra cosa que traspasar la propiedad de terrenos públicos y de disfrute común, como un parque, por ejemplo, a las manos privadas de los especuladores, con la intención confesa de llenar las arcas municipales y comunitarias y la inconfesable realidad de las comisiones a cuenta para ellos mismos y sus partidos. No se conformaban con sus magníficos sueldos y sus privilegios inmorales, no. Claro que para conseguir todo eso era necesario ser generosos en cuanto al pago de obras públicas, ¿cómo iba a soltar la pasta el constructor si no se le ayudaba a aumentar sus beneficios? Esa fue la razón por la que se pagó a muchos por 2 ó 3 veces del valor real de las obras construidas. Total, ¿qué relevancia tendría eso mientras tuvieran acceso al crédito? Nadie se iba a enterar. Pero todo pozo tiene un fondo y llegó el momento en el que los bancos les dijeron a los gobiernos que ya no podían seguir subvencionándoles sus negocios. Que entre las deudas de los partidos, las ayudas para callar bocas a sindicatos, la federación de empresarios y asociaciones varias y que ellos habían tenido que financiar, la subvenciones a fundaciones y empresas públicas sin actividad alguna y creadas tan sólo para asegurarles un buen sueldo a los elefantes del partido; el adelanto de las nóminas a unos funcionarios cuya caja pública ya no aseguraba su sueldo, etc, ya no quedaba donde rascar y les era imposible seguir concediendo créditos a los constructores y promotores que ellos les exigían. Y, entonces, a alguien se le ocurrió la genial idea de convertir las cajas en bancos, poner al frente de las mismas a alguien del partido y controlar desde la dirección central el dinero de los ahorradores para sus fines lucrativos. A cambio, aquellos que estuvieran al frente de las cajas tendrían el camino libre para asegurarse una buena jubilación.
 
 
Por entonces el maquillaje llegaba a su máxima expresión y el latrocinio pasó a llamarse acción preferente, el robo y la vejación lacerante a los inocentes ciudadanos se denominó ajuste presupuestario, la humillación de los trabajadores, reforma laboral, y la inyección económica a los bancos con más dinero del erario público para poder seguir subvencionando sus negocios, reforma financiera. ¿Dónde están las concesiones de crédito a las familias y a los emprendedores? Todo era mentira. Todo es sucio y oscuro maquillaje. Y lo peor es que nuestros políticos están ya enganchados a él como si éste fuese una droga que se metieran a diario en vena. Ya ni siquiera recuerdan cuál es la verdadera función de un político, la de servicio público. Ya creen ciertamente que todo esto no es más que un juego de poder, donde la felonía y el engaño enmascarado de verdad son fichas ganadoras. Ahora van a Europa con cuentas maquilladas, convencidos de que les van a creer allí. Borran de golpe y sin razón alguna los miles de millones entregados a los bancos y cuadran el déficit. Si les llaman la atención por el índice bestial del paro, se inventan los contratos por horas y si un mismo trabajador es contratado por un par de horas cinco días del mes, pues ellos dicen que ese mes cinco trabajadores fueron contratados. Ahora la cara de España no es aquella morena de limpio rostro que retrató Romero de Torres, ahora la cara de España es la de una furcia mentirosa de rostro decrépito y maquillado con pinturas malas.    

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