jueves, 3 de enero de 2013

2x1: SIGUE ARDIENDO EL FUEGO

   Ayer me equivoqué. Ha tardado muy poco en arder una nueva antorcha humana y ha sido en la misma provincia, la del pelotazo marbellí. Albañil en paro era el de antes de ayer, el de ayer aún no se sabe, pero seguro que por ahí sonarán los tiros. Está claro que esto impacta. Imagino que ya dos, uno detrás del otro, sí constituirá una noticia con categoría informativa en los telediarios, porque lo que fue ayer, ninguna referencia hubo en las distintas cadenas televisivas sobre el bonzo malagueño. No sé, siendo comprensivo puedo llegar a entender a esos redactores jefes ante el dilema de la incitación al suicidio. Ya se sabe, cada vez que informan de una masacre en un colegio americano, salen mesiánicos cargados de armas hasta los ojos que intentan asaltar alguna guardería. Y en Japón ya no digamos, se suicida uno y, luego, lo emulan veinte en grupo. Sí, ellos por experiencia saben que los imitadores están siempre a la que salta, henchidos de exultante vanidad, locos por la gloria eterna. Pero mira por dónde, esta vez les ha salido el tiro por la culata y ayer, quizá en protesta por la censura ejecutada con su compañero de desesperación, decidió también prenderse fuego otro ser humano, en el interior de su coche esta vez, bajo un puente apartado. Fue en Vélez-Málaga, en la misma provincia, pero este suicida fue más tímido o educado y prefirió el aislamiento o, quizá, no escandalizar.
   Evidentemente el gobierno ahora sí se preocupará, no vaya a ser que el traje de fuego se ponga de moda y hasta los fans de Lady Gaga se lo quieran colocar. Quizá Gallardón, tan solícito, se adelante a sus compañeros y se saque de la manga alguna nueva ley que nombre terrorista a todo aquel que saque un mechero en público o lleve en el bolsillo una caja  de cerillas. Mucho cuidado habremos de tener a partir de ahora los fumadores, si no queremos vivir media vida en la trena. Chungo, muy chungo lo va a tener Rajoy para degustar sus habanos en público. El uso del fuego quedará restringido a sus clubs elitistas y a sus eficientes crematorios. Y, por supuesto, desaparecerá del lenguaje político la palabra fuego, ya se inventarán otro término cuando llegue el verano y los bosques ardan de nuevo. Vigilarán con sus antidisturbios en todos los conciertos y manifestaciones para que nadie prenda la llama, mientras suena la canción Imagine. Y al que pretenda hacer una barbacoa solidaria, con inmigrantes o sin ellos, lo mismo le podrá caer una perpetua.
  En fin, dejémonos de ironías, lectores, porque esto es bien serio. Pensemos en los seres humanos, en los más desesperados, en los don nadie que no tienen nada, salvo angustia, dolor y sufrimiento y llamemos públicamente a los asesinos por su nombre. Ya pueden sentirse orgullosos, señores del gobierno. Ya tienen su 2x1.

3 comentarios:

  1. No me extraña que en las noticias no se diga nada hoy los protegidos de el gobierno son los medios de comunicación,no los periodistas que es muy diferente en tramos en la era Berlusconi lo primero a callar los daños y luego ya veremos

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  3. Yo sólo digo una cosa, y es que, si estos paisanos tan desesperados no toman la decisión de acabar con la gentuza que nos oprime cada día más descarada y cruelmente, en vez de acabar con ellos mismos… A ver qué nos vamos a mover los demás, que estamos a la espera de alguna chispa para, literalmente, arrasar con toda esta mierda que es el sistema capitalista, que empezó a fraguarse con la quema de "brujas", que no eran más que las activas depositarias de la sabiduría en medicina natural de millones de años de evolución hasta nuestra especie, porque la medicina natural no produce patentes aplicada tal cual.
    Porque, no conviene olvidarlo: el fascismo no es un ogro anticapitalista, sino del propio capitalismo; y una de las muchas pruebas que hay es la impunidad de gran parte de los nazis en América (Estados Unidos, Argentina) y en Europa (Alemania, Italia, Reino Unido, Portugal, España).
    El fascismo no es más que el programa máximo del capitalismo: la eugenesia de clase, con un 90% (o más) de parásitos opresores y un 10% (o menos) de esclavos sin derechos.

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