sábado, 17 de noviembre de 2012

¡QUÉ NOS INVADA ALEMANIA YA!

   El Malaya y la bolsas de basura con billetes de 500 euros. El Palma Arena y los palacetes. El Brugal y las basuras sin bolsa. El Mercasevilla y las grabaciones explícitas. El Palau de la música o Liceo barcelonés y las cuentas en Suiza. Noós o Urdangarín, el cuñadito del Rey. El Pokemon  y los viajes a Francia.  El chollo de los chinos, con empresarios, actores porno y concejales de por medio. El Gurtel y la financiación electoral de los populistas. El Campeón entre mariscos y ribeiro. Los EREs de Andalucía con chófer y fiestas blancas entre chanchullo y chanchullo. Camps y el sastre impagado. El Minutas de los futboleros. El Madrid Arena y la connivencia entre un empresario asesino y los sofistas del ayuntamiento madrileño. El Julito Iglesias y sus conciertos íntimos para el Zaplana. Mafia. Fraude institucionalizado. ¿Crisis o estafa? Muertos, con nombres y apellidos, ciudadanos que dejan de ser anónimos porque se ahorcan en el patio de su casa o se lanzan al vacío desde su balcón. ¿Y aún, en los debates televisivos y las cafeterías, nos preguntamos por qué? Y que quede constancia que aquí no hablo de banqueros, ni de casos como el de Bankia, ni del fraude empresarial, deporte nacional de los pudientes, que eso supondría todavía un escándalo mayor y ya de inconcebibles dimensiones.
Equipo español
 
   Madrid. Cataluña. Galicia. Murcia. Andalucía. Valencia que se lleva la palma. Y La Palma como ejejmplo de Baleares. Canarias también. Y Asturias. Así como ambas Castillas. No se salva ni una de las 17 comunidades de nuestro país y el pueblucho que no está metido en el ajo resulta llamativo por excepcional. En cuanto a los partidos (también sindicatos y fundaciones y…) resulta igual de abrumadora la coherencia entre ambos a la hora de apropiarse de lo ajeno, es decir, de lo del pueblo. Entiendo que no todos los políticos son corruptos pero esta tan generalizada la vocación de carterista entre ellos que pido perdón a los escasísimos horados. Porque supongo que alguno habrá, ¿no? En mayo de 2011 la lista publicada de corruptelas comprobadas y juzgadas en nuestro país era la siguiente: 177 casos del PP, 128 del PSOE, 14 de CIU, 13 del PNV, 10 del PAR,  9 de Coalición Canaria, 8 de IU, 6  de Unió Mallorquina, 3 del BNG, 2 del GIL, 2 del PA, 2 de Nueva Canarias, 2 del PAR,  2 de UPN y 1 de los partidos Alternativa dos Veciños, ASI, Bloc Progresista, Centro Canario Nacionalista, ERC, GIM, Independientes Portuenses, PIL, PIM, Sineuers Independents, Unión Cordobesa y Unión Bagateña. 384 casos a los que habrá que sumar los de este último año y medio. Una suma que deja en pañales a los casos Matesa y Filesa juntos, ambos casos predemocráticos. Es decir, que los sibilinos políticos de nuestra era democrática están defenestrando nuestro precario sistema democrático y de paso arruinando al país. Por tanto, nadie más que ellos se están currando la degradación de nuestras instituciones, con el peligro que eso conlleva para que los radicalismos se acrecienten y podamos ver algún día las orejas, los dientes amenazadores y las garras asesinas del fascismo.
   El grave problema de España es que tiene un código penal (obviemos aquí los cohechos y prevaricaciones judiciales) que condena a los débiles y que premia, vista la ausencia de control a los pícaros y truhanes del poder económico y político. No, nuestro problema no es de índole política o ideológico de quienes nos gobiernan tanto estatal, como autonómico o municipal. Nuestro gravísimo problema es la ausencia de honestidad total en dichos gobiernos. No, aquí no pasa como en Alemania que, por plagiar una simple tesis doctoral, tras la universidad, te ponen de patitas en la calle, ya puedas ser un simple funcionario o la presidenta del país, y sin que sea necesario juicio alguno si las pruebas son evidentes. Un ejemplo de la desfachatez y caradura de nuestros legislativos la hemos comprobado este mismo fin de semana cuando, tras la reunión entre PSOE y PP para tratar de arreglar el problema de los desahucios por temor a la rebeldía popular se anuncia, tan sólo, una moratoria de dos años para los casos de urgente ¿necesidad?, obviando la advertencia de Bruselas de que nuestra centenaria ley hipotecaria es flagrantemente ilegal, según las leyes europeas. Nada, que a nuestros líderes les importamos un comino, mientras ellos sigan llenándose los bolsillos a través de la connivencia con financieros y empresarios. ¿Quién es tan ingenuo de pensar que, si seguimos en esta deriva suicida para el pueblo y tan lucrativa para los privilegiados, algún día seremos capaces de normalizar nuestro balance y deshacernos de las deudas contraídas con los bancos internacionales? Al contrario, ésta aumentará cada día más. Por eso yo exclamo: ¡Qué nos invada Alemania ya! Sí, y que instaure sus mismas medidas de control contra el fraude y la falsedad. Que castigue a nuestros políticos de igual manera que castigan a los suyos. Y que cambien nuestra ley hipotecaria y muchas de las leyes permisivas que fueron dictadas para proteger a los señores potentados de este injusto país. Que luego, una vez hayan hecho todo eso, ya sabrá el PUEBLO humilde y sencillo de España cómo echarlos de nuestro territorio soberano, así como supimos echar a los franceses napoleónicos. Pero ahora mismo, en estos momentos, necesitamos a alguien que ponga orden en este caos. Y si ese alguien han de ser los alemanes, pues que vengan. ¡Venid, venid, malditos alemanes, e invadidnos ya!

No hay comentarios:

Publicar un comentario