martes, 6 de noviembre de 2012

EL VOLCÁN DE LOS DESAHUCIOS

   Mañana volverá a levantarse otro hombre o mujer con ese aire como de calcetines rotos en los ojos. Otro hombre o mujer que son los mismos, aunque tengan rostros y nombres diferentes y, hasta ahora, hayan pertenecido a una clase social distinta. Arrastrará la mirada como un lento gusano por el terrazo de su piso y cerrará los puños, en un amago de rebeldía imposible. Ha llegado el día señalado en la carta enviada desde el juzgado, sabe que el tiempo se acaba. Menos para los niños, para ellos no existe el tiempo. Sus hijos de pocos años, posiblemente, estén jugando a indios y banqueros. De indio, claro está, hará el pequeño.  Y el banquero mayor, el real, esta vez no vendrá a caballo, vendrá escoltado por soldados mercenarios, cuyo estipendio pagamos todos. Todo es producto de nuestras propias decisiones, sí. Y así nos va, el panteón de nuestros dioses no es más que una galería de espejos deformados.

   Dicen que ya 500 familias son desahuciadas diariamente en España. Si ponemos de media un hijo por familia, 1.500 personas son exiliadas del sistema social (¿y democrático?) y arrojadas a la gélida frialdad de los adoquines. 45000 seres humanos son condenados cada mes a la marginación y a la esclavitud por las deudas aún contraídas con el banco. 540.000 al año. En la actualidad ya son 2.000.000 los desahuciados que deambulan perdidos entre el reino de la desesperación y la república de la angustia. Y sigue sin haber voluntad política en nuestros gobernantes para cortar ésta hemorragia. Deben tanto, tanto a los banqueros y les temen tanto, tanto, que no ven el polvorín que están gestando. Al ritmo de aciertos que lleva este gobierno, la economía entrará en mayor recesión, el paro no dejará de aumentar, no se recaudará porque sólo se trata de recaudar a quien no tiene y entre el gasto suntuoso de las particulares fiestas de los políticos y el aumento de las prestaciones de desempleo, nos despeñaremos.

   Mientras tanto, los banqueros siguen acaparando los bienes, el dinero de sus clientes y de los que no lo son también, a través de los rescates; los pisos vacíos que han embargado, que les vienen muy bien para falsear los balances con sus precios inflados (más dinero en el balance final, más reparto de dividendos para los directivos); los bonos bursátiles por los contratos de esclavitud de por vida de todos aquellos que cayeron en sus trampas. Todo, todito bien empaquetado y enviado sin huella, ni rastro, a sus paraísos fiscales.

   Pero ¿qué se pretende con todo esto? ¿Acaso ya tienen decidido el comienzo de una nueva guerra, cuyo resultado preveen que sea la eliminación de los sobrantes, es decir, de nosotros? Porque yo la solución no la veo tan compleja:
1º.- Aprobar definitivamente la dación en pago. Que nadie quede con deudas si le embargan el piso.
2º- Obligar por ley a los bancos a aceptar la tasación de los inmuebles por expertos funcionarios del Estado, estableciendo el valor real actual.
3º- A cambio de los rescates entregados a los bancos, éstos avalarían dichas cantidades con los inmuebles de su propiedad, tras la ejecución de los embargos.
4º- Dichos inmuebles quedarían bajo la gestión del Estado, que los alquilaría, con rentas adecuadas, a las familias desahuciadas y a personas en riesgo de exclusión social.
 5º- Todo esto tendría vigencia durante el tiempo que los bancos tardaran en devolver el dinero prestado por el Estado para el rescate bancario. Luego los inmuebles entregados como garantía de la devolución del préstamo tendrían que volver a sus propietarios, los bancos, pero éstos tendrían que registrarlos y pagar por ello los impuestos correspondientes al Estado.

   Con estas medidas el Estado saldría beneficiado económicamente al cabo de un tiempo. Tendría beneficios el Estado y no los bancos, tal y como está ocurriendo ahora y, además, se mitigaría mucho sufrimiento a gran parte de los españoles. Pero no, ni lo piensan. Es tan evidente lo que pretenden. Quieren que estalle el volcán.

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