domingo, 28 de octubre de 2012

UNA GRAN OSTIA CULTURAL

   Zas y Zas. En todos los morros. Menuda ostia, así como suena, con reverberación mediática, les ha dado Javier Marías, el tan ínclito erudito como repudiado por la mediocridad pseudointelectual  de este país del esperpento, a los señores de la cultura pseudoprogresista española. Sí, me refiero a esos cuyo bagaje y experiencia de chupar culos de políticos les ha otorgado licencias para trapichearse premios literarios (y sé muy bien de qué hablo), elevar el caché de sus impresentables conferencias, en las que la hipocresía de unos y de otros se convierte en cenits de cuchés y climax de portadas de periódicos locales, espectáculos llenos de glamur con olor a mierda y transferencias bancarias de tres ceros por algo que no interesó ni a la sorda del barrio. Esos tragones de dinero público, tan socialistas y obreros, con sus discursitos aprendidos sobre las injusticias del franquismo, mientras, calladamente, se cagan en la mala suerte de los pobres y ahogan su penita por la desigualdad del mundo entre viajecitos de placer para asistir a encuentros subvencionados por el pueblo. Sí, por el pueblo, porque la pasta que les regalan sus amiguetes políticos la paga el pueblo. Algún  lameculos que conozco incluso farda de anarquista y, sin embargo, es propietario de un chalet a la orilla de un lago y viaja de recital en recital en su descapotable rojo. Ya os digo. Pijos con máscaras de escritores malditos, malas copias de una bohemia de la que ya solo asoma sus cenizas. Artistas del puchero y la limosna, pero incansables en su ambición por acumular hipotecas. Sátrapas de la ambigüedad, astutos de la mentira, practicantes de la adulación sibilina y los enredos.

   Pues a todos ellos, Benjamín Prado, García Montero y tantos y tantos más, a todos esos poetas de cuatro libros donde engarzan las palabras y el negocio lucrativo, el Dignísimo Javier Marías, les ha reventado los morros (que ya ven si tienen) al rechazar  los 20.000 euros del premio nacional de narrativa de este año. Zas y zas. En sopapo doble al sentarse frente a los periodistas y decir: Miren ustedes yo llevo más de 4 años sin acceder a dar ninguna conferencia en universidad, salón de plenos municipal, ni escenario cultural de diputación alguna, porque considero que soy un trabajador de la pluma como cualquier otro lo es de la construcción u operario de cualquier fábrica. Y por tanto no creo que deba tener privilegios a la hora del reparto del dinero de todos, el del erario público. Y eso que dicen ustedes de que por qué no haber aceptado el premio y donado después su importe a alguna asociación benéfica, pues qué quieren que les diga, lo que no entiendo es que el gobierno no destine el dinero público a ello, en vez de repartirlo en premios para gente a la que quieren agradar pero que no lo merecemos.

      La cara de Benjamín Prado, durante la emisión de la rueda de prensa de Javier Marias, en el programa de la tarde en la Sexta era un poema. Un poema mediocre, como todos los de sus escasos libros. El flamante firmante y portavoz del manifiesto a favor de la cultura, decía comprender las motivaciones de Marías y admitía su coherencia, pero argumentaba que él nunca vio la coherencia como una virtud, muy al contrario, que pensaba que la coherencia era en realidad una invisible frontera para limitar la evolución del hombre y de su pensamiento. Zas, zas y zas le daba yo en los morros, triple y seco por hipócrita y por zafio. El hijo del chófer real soñó desde chiquito con el compadreo de los señoritos de Madrid. Y estará siempre dispuesto a rebajar su dignidad lo que haga falta, mientras le sigan entregando un pequeño pedacito del pastel. Seguir publicando y vendiendos libritos subvencionados y confeccionados sin gran esfuerzo. Seguir repartiéndose con los coleguitas del alma e hipocresía los innumerables premios institucionales que a lo largo de la extensa geografía española se inventaron para darles de comer a tanto vasallo de la pluma, para que así callen y nunca se rebelen a la injusticia social impuesta. El político les da la pasta y ellos adormecen al pueblo con gilipolleces pseudoliterarias sin crítica veraz alguna, sólo una pose falsa de izquierdismo radical que otorga, al permitirlo, un aura más audaz y progresista al concejal o al diputado de turno. ¡Qué asco me dan todos estos mierdas!, tanto como admiración crece en mí hacia Javier Marías. ¡Ole tus huevos, doctor Marías! En el ámbito de la cultura eres mi mayor ejemplo y deberías también serlo para cada ciudadano de España.

2 comentarios:

  1. Bien. He de confesar que no conozco la obra literaria de ninguno de los protagonistas, aunque de Marías tengo alguna referencia. En cualquier caso, lo que uno hace grita tanto, que no deja escuchar lo que dice. Mi más sincero reconocimiento para el Señor Marías y mi más fuerte aplauso.
    Para el señor prado un consejo: La metafísica y la economía encajan mal en el trasfondo evolutivo del pensamiento fronterizo, limitado, vulgar, necio y sin lugar a dudas interesado de que hace gala cuando juega a mezclar la austeridad con la guarrería. Si pides pasta, pides pasta. No lo vistas de filosofía,

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  2. Estamos de acuerdo y gracias por participar en mi blog, jodio errante.

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