lunes, 3 de septiembre de 2012

SINFONÍA DE ÓRGANOS (Cap 5. Cali, Colombia)


   Sus manos alzan pústulas. Sus labios quebrados por la dilatación del cilindro metálico al fumar carack no eclipsan la magnificiencia de sus ojos verdes, ni siquiera las palizas terribles de su madre pudieron apagar el brillo de la vida en ellos. Tampoco los golpes de porra y culatazos de escopeta de la policía, ni los navajazos de otros niños abandonados o fugados y asesinos como él. Nómada desde hace tres años deambuló por adoquines y barro, por lupanares de olor a vinagre y antros colmados de pólvora y cocaína. Desgajó poco a poco su alma de pureza en los tugurios de ese maldito barrio a las afueras de Cali.
   Ahora domina las leyes de la supervivencia y se siente poderoso. A sus 14 años Tomasito es el jefe de su banda y, a veces, es solicitado por algún cártel de narcos como emisario de un paquete o de sicario para liquidar a algún traidor. Se cree autosuficiente, y más aún en este momento, aspirando el humo del cilindro. La sangre se agolpa en su cabeza y comienza a volar a la imposible cima de su sueño: ver algún día la maravillosa Norteamérica. Apoyado sobre la pared marmórea de un comercio, ante la borrosa imagen de los faros de los automóviles y las trémulas luminarias, resbala hasta el suelo vencido por el cansancio. Mirando sonriente a su amigo le dice:

   - Como no saben qué hacer con tantas ratas construyen más alcantarillas.

   Horas después su sueño se hace realidad. Tras un fugaz paseo por las tinieblas de un basurero logra volar al fin para despertar en Norteamérica.


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(Este texto forma parte de un relato que me publicaron en México. Lo publico aquí desde hace 4 entradas, en 10 entregas diarias, bajo el mismo título: "Sinfonía de órganos", pero subdividido en 10 capítulos muy cortos que llevarán como subtitulos 10 ciudades distintas del planeta. Este es el 5º capítulo. Espero que disfrutéis con la lectura.) 



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