sábado, 1 de septiembre de 2012

SINFONÍA DE ÓRGANOS (Cap 3. Tegucigalpa, Honduras)


   El Piraña es el agente más temido por la escoria de maleantes. Aquella noche un sudor frío crispaba su cuerpo, mientras una vaharada ardiente de ron de garrafa escapaba volátil por la ventanilla del auto. Esperaba el momento propicio.
   Solitaria al fin la calle, eco silente de las pisadas del agente, fue única testigo de los acontecimientos. El Piraña empuñó su revolver, acercó el cañón gélido como la hiel a la sien cálida del sin nombre y... ¡BANG! Tomasito despertó asustado y su visión primera fue el rostro de la muerte en su amigo, semioculto entre la manta que lo arropaba. Luego tembló adhiriéndose a la piel marmórea de la fachada del comercio. Sabor a pólvora impregnaba su paladar. La pistola lo apuntaba...
   Fue guiado al vehículo policial y, una vez allí, conducido al averno. La tersura fresca de sus nalgas prolongó unos instantes su vida antes de ser arrojado al basurero.
   De vuelta el Piraña sostiene el bote de los ojos entre las piernas. Bebe y bebe imparable de la botella mientras conduce. Piensa que en este mundo todo es cuestión de supervivencia.


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(Este texto forma parte de un relato que me publicaron en México. Lo publico aquí desde hace dos días en 10 entregas diarias, bajo el mismo título "Sinfonía de órganos", pero subdividido en 10 capítulos muy cortos que llevarán como subtitulos 10 ciudades distintas del planeta. Este es el 3º capítulo. Espero que disfrutéis con la lectura.) 

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