lunes, 6 de agosto de 2012


VOLVAMOS A LA CALLE YA


Protestar. Protestar. Protestar, sobre todo, en la red. Se ha puesto de moda protestar. Por los indios Aimara, porque el ártico se deshiela, por la caza de elefantes, porque los monos se quedan sin árboles, por lo que pasa en Hungría, en Liberia, en Laponia o en Borneo, que es más exótico. ¿Dónde quedaron los 8 puntos básicos que nos unían a todos? Ahora cada uno en su guerrita particular. Como los héroes de la Marvel, pero con el pijama puesto, sin salir de la habitación, presionando las teclas del ordenador. Difundir, compartir, criticar y, sobre todo, protestar. Sobre lo que sea, da igual, sobre el maltrato animal o sobre la obsolescencia de las bombillas. ¡Qué más da! Lo suyo es ser antisistema, niño rebelde, abuelete cachondo, ama de casa guerrera, parado gruñón. 


Gente sin un duro en los bolsillos y que no sabemos qué hacer. Eso es lo que somos. Héroes fracasados de pacotilla que, en vez de ver la realidad, vivimos en un ensueño permanente. Creemos que desde nuestras casas y, en solitario, podemos arreglar el mundo. O, al menos, esa lejana reserva india de los Aimara. La rabia contenida en los cantos vanidosos del cisne, tan inútiles para la posteridad como un mensaje escrito en el vaho de un cristal. Unos ilusos que, sin saberlo, son manipulados desde la distancia. Seres humanos perdidos entre la desesperación, el desconsuelo y la desidia. ¿Cómo podemos actuar, si ni siquiera pensamos, tan ocupados como estamos en protestar?


Ya está bien de perder el tiempo, señores. Despertemos ya, que ha pasado más de un año desde la explosión de renovación de consciencias que fue el 15M y mucho, demasiado, nos ha llovido desde entonces. Reflexionemos sobre todos los errores y aciertos cometidos y rectifiquemos, con sentido común, nuestra senda, volviendo a los inicios. A esos 8 puntos esenciales que nos unieron a todos y olvidemos, por ahora, el resto. Y, por favor, comprendamos de una vez que la violencia nunca genera mártires, sino asesinados, y que en la revolución ansiada por el 99% de la humanidad, el único héroe que puede existir es el conjunto de la masa ciudadana. Todos juntos, convertidos en el único héroe. Sin consignas, ni banderas. Volvamos a la calle ya.

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