miércoles, 8 de agosto de 2012


TITULARES Y PREJUICIOS

Uno de los mayores vicios que tienen los españoles es el de prejuzgar las intenciones del contrario, sin haber establecido un seguimiento de las acciones desarrolladas por éste. Es decir, la mezcla de desconfianza sin indicios que la motiven y el prejuicio que se tiene a cualquier información en su conjunto. No leemos las noticias de la prensa, sólo atendemos a los titulares, despreciando las matizaciones sobre lo real y tergiversando o manipulando su contenido explicito en función de nuestros propios intereses o los del partido con el que simpatizamos. Y no existen excepciones ideológicas en este terreno. Todos, absolutamente todos, adolecen de la misma perversión de la verdad, tanto los de derechas como los de izquierda. Un ejemplo claro lo tenemos en esta noticia (http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/08/06/catalunya/1344281559_320422.html) en la que bajo el titular “Girona sella los contenedores de basura para evitar que se busque comida en ellos” de El País en Cataluña, se explica con claridad que el consistorio ha llegado a un acuerdo con varios supermercados mayoristas para que los alimentos caducados sean donados a un banco de alimentos básicos y alrededor de los contenedores se colocarán a agentes municipales con vales que repartirán entre los pobres que se dirigen a dichos contenedores a diario para la búsqueda de alimentos, explicándoles cómo dirigirse al local en el que podrán canjear sus vales por comida. Bien, hasta aquí todo perfecto, al menos lo creo yo, porque es evidente que se evita que la gente más necesitada tenga riesgos de infección y también se les alivia la continua humillación pública de sus desgracias. Sin embargo, cualquiera que pierda algo de su tiempo en el seguimiento de la noticia a través de las redes sociales de internet podrá comprobar con facilidad y sorpresa que los comentarios al respecto son todos de índole similar, catalogando como seres despreciables e inhumanos a los gobernantes del ayuntamiento de Girona (ni sé qué partido gobierna en él, ni creo que tenga importancia en cuanto a la consideración de esta noticia) porque supuestamente impiden a los ciudadanos más desfavorecidos la básica necesidad de alimentarse de la basura. El rechazo a la plenitud matizada de los conocimientos nos está llevando hacia una deriva muy peligrosa, porque esta actitud genera odio sin motivo o causa, simplemente generado por el rechazo a todo lo del contrario y el océano de ignorancia en el que parece haber escogido navegar la inmensa mayoría de los españoles. Y aún peor, acabamos defendiendo injusticias sin saberlo, estando falsamente convencidos de que somos los más solidarios del planeta. ¿O es que queremos que los más miserables del planeta sigan alimentándose eternamente de las basuras? Recuerdo el caso de un ciudadano alemán que visitó Funchal (Madeira), allá por los años 70 y pudo comprobar cómo el número de niños abandonados en la ciudad era inmenso. Llevado por su altruismo humanitario compró un caserón con un huerto relativamente grande y allí dio cobijo a los niños abandonados, les dio la oportunidad para estudiar y en su tiempo ajeno a los estudios les enseñaba a cultivar el huerto para conseguir ser autosuficientes alimentariamente. Sin embargo, década y media después aparecieron por allí los defensores de los derechos de los niños y denunciaron al filántropo alemán, según ellos, por explotación laboral infantil. El resultado fue el cierre de la residencia para chicos abandonados y la vuelta a la mendicidad en las calles para los muchachos. ¿Creen ustedes que aquel fue finalmente un acto de justicia?

Ojalá todas las grandes corporaciones alimentarias tomasen conciencia (algo que se me antoja muy improbable, teniendo en cuenta que sus beneficios nacen de la especulación y acaparación alimenticia) y donasen todos sus alimentos a punto de caducar a los ayuntamientos de nuestras ciudades. Sería una buena forma de mitigar el hambre cruel al que muchas familias y niños de este país están condenados por culpa de los gobiernos neoliberales (PPSOE) a los que hemos estado sometidos en la última década. Otra cosa es que luego, según la eficiencia y el desarrollo de los programas que se puedan llevar a cabo desde las corporaciones locales, podamos criticar o podamos sugerir mejoras. Pero todo eso lo podremos comprobar con el tiempo y la fehaciente constatación de la verdad, nunca a través de la fanática objetividad de un simple titular de prensa.

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