jueves, 30 de agosto de 2012

SINFONÍA DE ÓRGANOS (Capítulo 1. Río de Janeiro. Brasil)

  Desde el Este vino. Un bombeo de sangre el sol que, poco a poco, moldeó un cielo de geometrías iluminadas.
   Allí la soledad únicamente es desgastada por los ahogados gritos de las ratas. Roen todo entre los restos del basurero: sobras de frutas, piel de verduras, papel, plástico... la carne de Tomasito. En la periferia de la ciudad aire y agua tienen tacto sórdido, mirada de olvido, oquedad en el alma. Y chabolas desvencijadas suplican a Eolo no ser pasto de su ira. Más atrás, al otro lado del monte, sobre la podredumbre que invade su ladera, el basurero es un pesebre de cenizas vaporosas y, sobre él, como un ángel, yace desnudo Tomasito. Su aura celestial sólo es oscurecida por las órbitas vacias de sus ojos.
   A nadie sorprenderá la jóven sangre derramada. La mayoría ni se enterarán. Y para los informados resulta algo tan cotidiano...


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(Este texto forma parte de un relato que me publicaron en México. Lo publicaré aquí durante los próximos 10 días, bajo el mismo título "Sinfonía de órganos", pero subdividido en 10 capítulos muy cortos que llevarán como subtitulos 10 ciudades distintas del planeta. Espero que disfrutéis con la lectura.) 


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