domingo, 12 de agosto de 2012


EL INICIO DEL CAPITALISMO

El sobrino de Freud, Edward Bernays, miraba a través de la ventana de la suite de la última planta del hotel Sherry-Netherlands, de New York.


   -Lo ven, son como insectos a los que debemos teledirigir, les dijo a los presidentes de las grandes corporaciones, mientras observaba el caótico desfile de los viandantes del suelo.
  
Los magnates de la industria y el comercio americanos estaban algo molestos. No estaban acostumbrados a que alguien tan pequeño les diese la espalda.

-      Pero no tenemos que dominarlos, ya que será bueno que ellos se perciban libres. Nos bastará con fabricar sus deseos y después vendérselos al precio que estimemos, sentenció Edward.

Fue un instante mágico para los capitalistas. En aquel momento comenzaron a diseñar nuestro futuro. Y desde entonces, negocian dándonos la espalda.

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