jueves, 9 de agosto de 2012


DON JUAN MANUEL SÁNCHEZ GORDILLO

Desde esta humilde platea virtual quiero expresar mi más rotunda admiración y respeto al más digno representante político que tiene este país, un payaso para algunos, pero para mí Don Juan Manuel Sánchez Gordillo, el héroe nacido del barro que cubre nuestras calles. Se puede decir que la acción llevada a cabo antes de ayer por el SAT, con él al frente, de expropiar alimentos de primera necesidad en el Mercadona de Écija y el Carrefur de Arcos de la Frontera, para dárselo a los hambrientos, fue en realidad un robo. Se puede decir que su acción es ilegal, porque, en realidad, no es más que un robo, con efectiva demagogia, pero un robo. Se puede decir que al señor Gordillo le fallan las formas, que esa no es manera de hacer las cosas y, menos aún, para un señor con acta de diputado. Se puede decir que este hombre en su delirio comete actos irresponsables, pues incita a las masas a robar la propiedad ajena. Se pueden decir tantas y tantas palabras y, aún así, no habrá forma de que podamos ocultar la verdad.

Cola de acceso a comedor público
5.000.000 millones de parados, 2.000.000 de familias en los que ningún miembro tiene ingresos, el 25% de los españoles por debajo del umbral de la pobreza, 200 desahucios diarios, cientos de comedores sociales que cierran por carecer de recursos alimentarios, cientos de miles de niños que no comen más de una vez al día, casi una decena de suicidios diarios en la oscuridad del ostracismo, ancianos que mueren desatendidos o por no poder pagar los medicamentos. La muerte expandiéndose como una pandemia, el hambre sin intelecto, el puño en el corazón. ¿Cuánto tiempo más va a estar sin estallar esta bomba de relojería? Esa es la verdad, la terrible verdad, y es imparable. Y nadie hace nada. Salvo hablar de la prima de riesgo, de las agencias calificadoras, los activos tóxicos, las preferentes bancarias, la deuda externa, la política alemana, el mundial de fútbol, las medallas olímpicas, la paguita extra que voló, el precio del carbón, el hijo de la Espe, la ruina de Telemadrid, la sonrisa de hiena del Montoro, el que se jodan de la Fabra, la caída del Rey, el Urdangarín, los eres de Andalucía, los Gurtel, Bankia… La madre que los parió.

Don Juan Manuel Sánchez Gordillo no ha ejecutado un robo, porque no lo ha hecho con fines lucrativos y éste es un fin necesario para, jurídicamente, establecer la definición de hurto, amén del montante económico final de lo sustraído, el cual imagino ínfimo, teniendo en cuenta el precio de garbanzos y lentejas. Al señor Sánchez Gordillo se le querrá castigar por haber tenido la desfachatez de decirnos en plena cara la verdad, esa que tanto se empeñan en ocultar los políticos y una amplia mayoría de los ciudadanos de este país: que, en España, muchas familias pasan hambre. Su asalto a los supermercados ha sido en realidad un grito de súplica, una llamada desesperada que nos acicate para implicarnos activamente en la solución de esta amoral lacra social. Por eso ha escogido las grandes superficies. Para que nos demos cuenta de que con la política globalizadora de las grandes corporaciones no logramos comer a diario todos, aunque estas tiren a la basura tantos alimentos como necesitan los hambrientos. Esto nos obligará a reflexionar sobre las ventajas de los pequeños comercios locales en el sistema productivo/consumista de las zonas. No podemos seguir alimentando a la bestia, mientras miramos tan solo a los lugares a los que señalan nuestros políticos. La rentabilidad, la productividad, la competitividad… ¡Ya está bien, joder! La gente comenzará a morir de hambre pronto, mientras nos enfurecemos en los debates políticos o nos peleamos en el facebook. Sí, tenemos un grave problema político y democrático, pero ya comienza a ser más grave el problema social.

Miembros del SAT, a la salida de un supermercado.
Yo desde aquí, mi humilde blog, profeso mi admiración más profunda a Don José Manuel Sánchez Gordillo. Y, de paso, muestro mi decepción a todos aquellos que lo han llamado payaso o han criticado sus formas, tratando de desviar la atención del drama del hambre. A esos, incluido algunos compañeros suyos de IU, sólo quiero decirles que han de saber que sólo la honestidad y ejemplaridad te convierten en digno ante los ojos del pueblo, no la apariencia, como pretenden hacernos creer. Ya sé que se ríen cuando ven entrar a Sánchez Gordillo en el parlamento andaluz, con el pañuelo libanés al cuello, pero ninguno de sus elegantes trajes les otorgará jamás la altura humanitaria que ya posee el humilde alcalde de Marinaleda. Desde aquí mi más sincera felicitación para el más digno representante del pueblo español. 

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