jueves, 26 de julio de 2012


ROBOT

   Aquel famoso científico llevaba veinte años trabajando sin descanso en el desarrollo del robot perfecto cuando, sin que nadie imaginara porqué, desapareció sin dejar rastro. Seis meses más tarde un compañero suyo lo encontró. Era domingo y el famoso científico estaba sentado en un parque, absorto en el vuelo de los vencejos. Se acercó a él y le preguntó por qué lo dejó si estaba a punto de conseguirlo. Él sonrió y dijo: un día reconocí que ya, desde años atrás, había conseguido ser el robot perfecto. Me levantaba todos los días a la misma hora, subía al mismo metro en la misma estación para ir al mismo lugar de trabajo, donde hacía cada día las mismas cosas y, así, cada día.
   Ya lo había conseguido, yo era el robot perfecto. El problema era cómo y cuándo dar por terminado mi trabajo. Encontré la solución al problema: simplemente, abandonar la rutina.



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