lunes, 9 de julio de 2012


RANGO

  Anarco-revolucionario: así se definía. Y quería ser el Che aunque no se apellidara Guevara. Visitaba los rastros de Madrid y adquiría pins con lemas incorrectos y antisistema. A veces, el trueque significaba renovación, algo nuevo, moderno y dar salida a algún pin repetido u obsoleto. Y luego, junto a otros, se los colocaba en la solapa de su chupa. Eran tantos los abalorios y tan brillantes bajo el sol que, al pasear frente al cuartel de la ciudad, los militares novatos que hacían guardia en la entrada, le saludaban.

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