miércoles, 18 de julio de 2012


LA EMIGRACIÓN


Hoy se me hace difícil escribir, el bochorno es insoportable, pero seguro que estará peor aquel que esté trabajando a pie de carretera, asfaltando la calzada, si es que aún queda alguna obra en marcha en este puñetero país. De modo que no me quejaré y cumpliré con la labor autoimpuesta. Ayer estuve tomando una copa con mi amigo Diego. Le conocí en los 90. Él era entonces un chaval con inquietudes literarias e inmejorables aptitudes para ello y yo coordinaba, junto a otros, una tertulia literaria en mi ciudad. Con el tiempo sacó su licenciatura en humanidades y comenzó su andadura por el farragoso lodazal de la búsqueda de empleo. Lo pasó mal, eran tiempos para especuladores inmobiliarios, ingenieros de la finanzas, bróker de inversiones o simples comerciales a comisión, pero no para aspirantes a maestros en la enseñanza pública, para eso no existían demasiadas oportunidades. Sus padres eran modestos. No les llegaba para pagarle másteres a su hijo y éste tuvo que optar por largarse al extranjero, viendo su facilidad con los idiomas. Consiguió adscribirse a un plan de estudios internacional y con una mínima beca se marchó hacia Alemania. Su primer destino fue Hannover y, desde allí, me enviaba fotografías de la primera tortilla española que cocinó en el infiernillo de su reducida habitación alquilada. Fueron años de escritura en soledad que le valieron algunos premios nacionales. Pero, claro, como no se movía en los ambientes snobs y pseudoculturetas de ésta España de esperpento, debido a la imposibilidad geográfica y a que es una persona tímida y sincera, de nada le valió, más que para completar aún más su magnífico e inservible curriculum. Tres años sobrevivió, escaso de dinero y de relaciones sociales en esa Alemania, ejemplo hoy de los milagros económicos. Hasta que se le acabó la beca.


Nicolas Born (1937-1979)
 Volvió a España y el horizonte nacional comenzaba a declinar. Zapatero aún no reconocía la crisis, pero sus signos comenzaban a ser evidentes. De modo que, ante tan oscura perspectiva, solicitó una nueva beca en Alemania. Ya dominaba el alemán perfectamente, incluso había traducido al español a algunos poetas contemporáneos y clásicos, desconocidos para el mundo editorial hispano. Nicolas Born es uno de ellos y éste es uno de sus poemas:

 Autorresponsabilidad

Cada uno su propio radiorreceptor
cada uno sus propios grandes almacenes
conservas para el invierno que viene
cada uno su inmortal héroe en el tráfico
su propio pez en el anzuelo
cada uno su descuidado escándalo
falazmente escurridizo
cada uno su hipócrita asesino
cuando estando en la cola
inevitablemente se le acerca
donde acaba de situarse
elevado hacia la luz
en los orificios del cuerpo
inadvertido el parásito
que en contraprestación rellenan
con bazofia.
Con qué objeto a estas alturas pequeñeces
como que los niños están sobrealimentados con falsos datos
como que la Tierra pertenece a Krupp y al Papa
el cielo a los Starfighters
el mar del Norte a la OTAN.
Agachar la cabeza
otra vez y otra vez cocinar
potaje de habichuelas con tocino.
Cada uno alguna vez se plantea la pregunta
de si conduce él mismo o se deja conducir.

La beca para Alemania le fue denegada y encontrar trabajo por su cuenta le fue imposible. Los Alemanes preferían contratar a nativos españoles sin titulación porque les salía más barato (ya comenzaban a aparecer en Alemania los trabajos basura). Insistíó en otros países y tuvo suerte. Ahora da clases en Polonia, en Gandsk concretamente, la ciudad del ámbar y del mar congelado en invierno. También ha creado,,junto a sus alumnos, un grupo de teatro en español y ya han obtenido un premio en el festival de Varsovia de teatro amateur. Tres años llevará el año que viene y se le acabará la beca. Allí le ha ido mejor, ha encontrado pareja y se ha integrado mejor al nuevo país. Ya también domina el polaco, junto a otros cinco idiomas. Y ayer, me confesó que se lo está planteando: buscar trabajo allí y quedarse para no volver. Viviré muy justo, me decía, pero ya estoy acostumbrado y ya tengo un círculo de amigos y a una novia que me quiere y se preocupa por mí. Además, el grupo de españoles aumenta cada año. Echaré de menos a mis padres, a vosotros, mis amigos, las terracitas veraniegas, el sol y la comida, la gracia de Andalucía, expresaba con tristeza. Pero los jóvenes ¿qué podemos esperar de nuestro país? España nos expulsa, sobre a todo a los más preparados, aquí no nos quieren, aquí no tendremos jamás futuro, al menos fuera sobrevivimos y nos entienden, aseguró.

Seis años lleva fuera de España y cada vez se acerca más a los 40. ¿Cuántos Diegos han salido de España desde entonces? ¿Quién levantará este país, si estamos expulsando a los mejores?

2 comentarios:

  1. Si quedamos los inmigrantes que llegamos en los '90, algunos no nos vamos a volver, elegimos este país para vivir y nos vamos a quedar a pelearla, porque esta es nuestra casa.

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  2. Patricia, es admirable tu arrojo, pero eso que dices, en general, no es cierto . La mayoría de los inmigrantes están volviendo a su país. Por ejemplo, de los ecuatorianos que vinieron ya ha vuelto casi la mitad, es lógico, su país crece a un ritmo del 8% del pib cada año desde que está Correa al frente, mientras nuestro país se empobrece. Los únicos que se quedan son los que estarían aún peor si se marcharan. Pero, aún así, agradezco tus palabras de ánimo, Patricia.

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