domingo, 22 de julio de 2012


ESQUIZOFRENIA

   Entró en la oficina de la clínica de cirugía estética y preguntó cuánto le cobrarían por contarle el dedo índice de su mano derecha. Ellos me lo ordenaron, usted comprende ¿verdad?, dijo a la recepcionista, la cuál no salía de su asombro ante las palabras de aquel chico tan apuesto. No, por Dios, usted no necesita cirugía alguna, contestó ella, nadie va a cortarle aquí ningún dedo. Pero ellos dominan el lado derecho de mi cuerpo y tan sólo con vuestra ayuda lograré vencerles. ¿Vencer a quién?, preguntó la chica. No se lo puedo decir, ellos lo oyen todo, respondió él. Espere aquí un momento, llamaré al doctor, tranquilícese, él sabrá cómo ayudarle. Cuando entró el doctor en la sala, el chico se refugió asustado en un rincón. Después introdujo el dedo índice de su mano derecha en la cuenca de su ojo izquierdo y, con fuerza, extrajo la órbita ocular. Luego ofreció ésta al doctor, se puso de rodillas ante él y le prometió que jamás volvería a contradecir sus órdenes.

 

 

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