domingo, 29 de julio de 2012


BASURA

  La lectura de aquella noche en la ciudad le dejó el alma vacía. A la presentación de su nuevo poemario en la biblioteca provincial solo se asomaron tres señoras de altos vuelos y dos burgueses pedantes a rabiar. Tantos años enarbolando el estandarte social de la poesía para acabar completando el puzzle del esperpento más atroz. Si al menos lo leyeran, pero quién lee poesía en este país de farándula y folclore. Se le agotaba el gas y se preguntaba si merecía la pena seguir resistiendo con su compromiso a la palabra y su vida de ermitaño en el perdido pueblo de Fuenteheridos. En ello pensaba, mientras caminaba por sus calles empedradas, ceñido por la oscuridad de la noche. Sentía la losa cruel de la ausencia comprimiendo su vacío interior cuando una voz desconocida le abordó:
    -¿Cuándo va a tirar algo nuevo a la basura, señor Moya?
   No supo que contestar, ¿quién era aquel ser extraño que bajaba de la parte trasera del camión?, nunca lo había visto.
   -Pero ¿de qué me habla usted?, a la basura solo se tira basura.
   -Verá usted señor Moya, es que yo rebusco en su basura y me llevo los borradores que encuentro para leerlos en casa y hace al menos una semana que no encuentro nada nuevo.
   Una amplia sonrisa se dibujó en su rostro, ya no había vacío, ni losa, ni tan siquiera oscura noche.
   -Mañana tiraré un borrador de mi próximo libro y, por cierto, ¿dónde tira usted su basura?, me gustaría conocer su opinión.


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