domingo, 24 de junio de 2012


LA PRESA PERFECTA  

   Todo está manipulado, me dice el cliente. Era cazador y le gustaba jactarse de ello. Todo está manipulado, decía. Te crees que has cazado un ciervo salvaje y resulta que lo han cebado a base de pienso en la granja de un cercano pueblo con supermercado y discoteca. Hay americanos que vienen en avionetas a los que les dan tres vueltas por los parajes y vericuetos más tortuosos de la sierra, les ponen los bichos a tiro y se van tan felices, satisfechos de su gran aventura salvaje. A mí no me engañan. Yo ya no cazo por aquí. Yo ahora voy a la selva, a África. Al corazón de lo salvaje, alejado de toda huella humana. Y allí, bajo el sol implacable, espero la llegada del rey de los antílopes, la más excelente de las presas. Por eso necesito un buen equipo. Salgo mañana.
   Le atendí displicente. Llevo la sección de deportes de "El corte inglés" y, desde que le vi pisar el espacio de suelo contenida en mi sección, supe que era la presa perfecta.


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