lunes, 25 de junio de 2012


CRÓNICA SURREALISTA DE LA MANIFESTACIÓN CONTRA LA REFORMA LABORAL EN HUELVA
(Escrito el 20de febrero de 2012)



El día pintaba bien. Un sol espléndido se desperezaba en las alturas y el frío de los anteriores días se había convertido en fresca brisa. Según me acercaba a la manifestación, el gentío crecía. Se ve que todos habíamos decidido recorrer las mismas calles, porque una vez llegué no se congregaban en la plaza más de mil personas. Estábamos todos, eso sí. Los sindicalistas de la UGT en el inicio de la manifa, dejando claro que aquello era cuestión de jerarquía. Tras ellos, los de CCOO, limpiando la espalda de sus antecesores, porque en Andalucía ya se ven compadres, si el PP no logra sacar la mayoría. Aparte, a un par de metros de distancia estábamos nosotros, a la sombra de la gran pancarta del 15M, gritándoles a todos, a los ausentes y a los presentes, que “no nos representan”. Y bastante más atrás, siete majaras, con sus banderitas negras, increpando y provocando hasta a los niños y los perros. La policía bien, algo preocupada por estos últimos, sin que llegará a ocurrir nada. Mientras tanto iban apareciendo gente disfrazada, un payaso con la banderita de CCOO, un príncipe azul barbudo con pinta de pirata que instigaba a los manifestantes por un micrófono con las siglas de UGT, una Blancanieves relucientemente hermosa en nuestras filas y los siete enanos negros de atrás que decían no estar disfrazados.


 EL caso es que la manifestación comenzaba en la plaza 12 de octubre, junto al puerto y terminaba su recorrido en la plaza de las Monjas, unos 800 metros en dirección norte. Buen ejemplo de la relajación burguesa de los sindicatos, por mucho que alguna viniese con bastón, botas y gorrita de senderista. ¿Para qué sacrificarse más? Nosotros tiramos por el centro y por el atajo más cortito, se dirían, tal y como se dicen siempre. Yo, mientras paseaba con mi amigo Ismael, pensaba en la cara que pondrían estos dirigentes sindicalistas si les hubieran propuesto los del 15M que les acompañaran en su marcha a Bruselas. Sólo hubo una parada en todo el recorrido, frente a Cajasol, ahora Banca Cívica. ¿Qué curioso? Se ve que los señores del PSOE-UGT añoran su control y poder sobre esa caja de ahorros y su dinero. En fin, poco más se puede hablar del recorrido. Fue tan corto.

Lo más curioso ocurrió al llegar al destino. Allí, en la plaza, se congregaban unas 600 personas más, muchas de ellas disfrazadas, sobre todo los niños que emulaban a los piratas del Caribe, a los superhéroes americanos, a los dibujos animados, a todo lo que uno se pueda imaginar. Menos de banquero, nadie iba disfrazado de banquero. Bueno, quizá sí, algún padre despistado. El hecho es que en aquella misma plaza se celebraría una hora más tarde el inicio de la ceremonia del carnaval de calle de la ciudad y aquello estaba a rebosar de ciudadanos desorientados y demasiado tempraneros. El colmo del surrealismo fue cuando el dirigente sindical de la UGT (ya saben, cuestión de jerarquía) subió al templete y cogió el micrófono. Dijo “Hola” y todos, al unísono, comenzaron a corear: “Esto es carnaval, esto es carnaval”. La cara que se le quedó a aquel pobre hombre fue alucinante, no sabía dónde esconderse, tuvo que callar durante un rato, hasta que los manifestantes elevaron aún más la voz para dejar claro, de forma contundente, que estaban en contra de la reforma laboral decretada por los caciques del PP.

 Y entre gritos de “Esto es carnaval…”, de “No a la reforma laboral”, de “No nos representan” y de “Muerte a la democracia…”, los niños de esos padres de distintos bandos que gritaban y jugaban felices, todos juntos, soñando con paraísos caribeños los piratas, con palacios de cristal los disfrazados de realeza, con salvar a la humanidad los disfrazados de superhéroes y hasta con otro día como aquél los que carecían de disfraz, pues la economía familiar no lo hacía posible. Esos niños también eran felices, porque una fiesta como aquella, tardarían mucho en volverla a ver.

A partir de ahí, un par de discursos muy, pero que muy electoralistas teniendo en cuenta la proximidad de las elecciones andaluzas. Pero eso lo dejaremos para otro cantar.

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