martes, 29 de mayo de 2012


ROPA TENDIDA

   Sobre el patio interior de la casa de vecinos oscila al viento la ropa tendida. La frágil cuerda que la agarra se sostiene por escuálidas alcayatas aferradas a la pared de dos balcones enfrentados. De una cuerda cuelgan monos azules con restos de grasa, de la otra, trajes y corbatas. En los extremos de ese vacío abismal, más allá de los balcones, en el interior de ambos pisos, el aroma del puchero es pobre en proteínas y se puede oler con nitidez la misma angustia.



 

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