lunes, 21 de mayo de 2012


NO SOMOS SOLIDARIOS


Solidaridad. ¿Cuántas veces hemos oído esa palabra? Cada vez que un terremoto, un tsunami, una inundación o un volcán estallaba arrasando bienes materiales y personas en alguna tierra lejana, los telediarios nacionales comentaban lo inmensamente solidaria que es España. Caravanas de alimentos transportados por voluntarios de ONGs españolas que, jugándose la vida, atraviesan desiertos y mares repletos de bandoleros, piratas y hasta terroristas islámicos. ¡Qué valor y solidaridad la de los españoles!


Mientras en el país cada vez más gente rebusca alimentos en los contenedores de basura; en las calles aumenta el número de desahuciados; el 23% de los españoles viven por debajo del umbral de la pobreza y tienen serios problemas para alimentar a sus hijos; la atención sanitaria se encarece e incluso se les niega ya a algunos ciudadanos; se condena a los ancianos a la desatención a pesar de ser ellos con sus irrisorias pensiones los que soportan la cohesión ciudadana, ya que ellos mantienen la mera subsistencia de sus vástagos; nos recortan derechos laborales, nos tratan de esclavizar; nuestros hijos pierden poco a poco el derecho a la educación; se nos manipula a través de los medios...


¿Conocéis otros sinónimos de la palabra solidaridad?: Participación, apoyo, compañerismo, camaradería, fraternidad, adhesión, respaldo, unión, fidelidad, ayuda, defensa, favor.


Si realmente fuéramos solidarios participaríamos en los movimientos sociales que tratan de cambiar en España esta situación injusta e inmoral, apoyaríamos a tanto y tanto desheredado social saliendo a las calles junto a ellos, sin alturas sociales, sin prejuicios, sin escrúpulos, tan sólo seríamos su compañero, su camarada y en fraternal grito exigiríamos un cambio. Si fuéramos solidarios nos adheriríamos todos a los pequeños grupos, asambleas, plataformas, partidos pequeños que abogan por el fin de las élites privilegiadas, el fin de la estafa, el fin de la miseria de muchos producida por unos pocos señores sin alma. Si fuéramos solidarios en este país respaldaríamos toda propuesta e iniciativa que antepusiera la dignidad del hombre por encima de los espúreos intereses de las grandes corporaciones y los bancos. Nos uniríamos en un frente común para lograr que nuestros hijos hereden una tierra sana y un futuro de felicidad en el que ni la miseria ni las guerras existan. Seríamos fieles a los demás con nuestra honesta conducta y ayudaríamos más, en vez de exigir tanto a los otros. Defenderíamos los derechos humanos por encima de todo y jamás pediríamos un trato de favor.


Es mentira. No somos solidarios. En realidad, ese saquito de arroz o esa pequeña cantidad de dinero que donamos a una ONG sólo es caridad. Nos sirve para buscar la expiación y no sentirnos culpables por el dolor ajeno.


Es cierto que esos pequeños actos salvan muchas vidas, pero no salvarán las suficientes y es necesario que nos demos cuenta de ello ya. Tenemos que despertar, tomar conciencia de lo que está ocurriendo en nuestro país, unirnos y luchar pacíficamente para que las cosas cambien. Pero hemos de hacerlo siendo solidarios de verdad, de corazón, tenemos que dejarnos de eufemismos y expiaciones vanas y caminar todos juntos ,en pos de una solución realista.

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