sábado, 19 de mayo de 2012


LA SEDUCCIÓN DE LAS PALABRAS

Debemos tener cuidado y reflexionar sobre cada palabra que utilicen los políticos. Ellos usan el lenguaje para manipularnos y, a través de los medios de comunicación, moldear voluntades. Algunas veces, cuando se ven acorralados por la curiosidad pública, usan términos ambiguos o peroratas con mucha paja y un gran vacío en su interior. Pero la mayoría de las veces buscan acepciones que acaben convenciéndonos de lo irreal. En los últimos años de bonanza económica pusieron de moda la palabra “Sostenible”. Basándose en “Sostenible”, en un pueblo de mi provincia, en Matalascañas, los chalets de lujo, lindan ya con la reserva natural de Doñana e invaden prácticamente las marismas de El Rocío. En todo el mundo, pero sobre todo en España, se han hecho barbaridades ecológicas apoyándose en la palabra “Sostenible”, cuando era evidentísimo que nada se sostenía en realidad. El mundo se derrumbaba mientras lo percibíamos, sí, pero el 95% de la gente nada hacía, sometida cómo estaba, a la idea de que todo era “Sostenible”. Pero los tiempos de bonanza ya acabaron y cada vez un mayor número de personas descubre la mentira y expresa la realidad de que nada se sostiene y que, como la lógica impone, toda causa conlleva consecuencia y de nuestro despilfarro, inconsciencia y falta de moralidad nos llega ahora este paulatino hundimiento.

Lo más preocupante es que ya barajan nuevos conceptos para darle más vueltas a la tuerca. Ahora el término elegido es “Competitividad”. Si hasta han rebautizado un ministerio, el de economía, que pasa a llamarse: Ministerio de Economía y COMPETITIVIDAD. Ahora quieren convencernos de que para aspirar al éxito económico y social hemos de ser competitivos, luchar entre nosotros y, de paso, destrozan la unidad del pueblo. Nos dicen que para mejorar hemos de joderle la vida a otro y… ¿les creemos?

Con el cuento de que con la competitividad de las empresas tendremos precios más económicos, privatizan bienes públicos, llenando sus alforjas de camino. Nos presentan modelos competitivos del deporte que nos hablan de sacrificio en el trabajo y nosotros, tontos, aplaudimos mientras se nos cae la baba ante el televisor, viendo otro gol. Nos quieren convencer de que la verdadera dignidad está en quién se sacrifica por la familia, por la empresa y por sus jefes, mientras ellos, sentados al borde de su piscina, compran por teléfono acciones en la bolsa o especulan con la plusvalía de un terreno recientemente catalogado como urbanizable.

Lo que ellos no saben, mejor dicho, no pueden saber porque sus glamorosas vidas les impiden reconocerlo, es que a nadie se le puede engañar eternamente. Que las personas aprendemos con el tiempo de nuestros errores y llega un tiempo en el que las palabras reclaman su significado real y entonces las verdades se imponen. Y llegado ese tiempo aquellos que nos mintieron tendrán que soportar las consecuencias de sus actos, tendrán que pagar por sus mentiras y amoralidad delictiva. Creo que ese tiempo está llegando ya. Es inminente. Pero aún así, debemos tener cuidado y reflexionar mucho sobre cada palabra que utilicen los políticos, los actuales y los futuros.

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