jueves, 17 de mayo de 2012


ESPAÑA VA VIENTO EN POMPA

España va, como bien dice un amigo, viento en pompa. Sí, España va tan bien que se inauguran aeropuertos sin tráfico aéreo, pero con esculturas mayestáticas en honor a presidentes regionales, y servicios hospitalarios sin dotación ni personal médico. España va tan bien, tan viento en pompa, que nuestro rey se sacrifica para que en los programas del chismorreo, señores tan petardos como Jaime Peñafiel no se queden sin sustento. España va tan viento en pompa, que los políticos que muestran sus desnudos traseros a la viril Merkel y a los mercados, aumentan sin pudor y sin vergüenza. ¡Qué lejos estamos del copago sanitario, del copago en las autopistas y de la privatización de la seguridad social! Nada que ver con países tan míseros como Portugal o Grecia. Aquí celebramos nuestra bonanza regulando la fiscalidad, por mucho que se empeñen los traidores al país en llamarlo amnistía fiscal. Nada de amnistía fiscal, regularización, para que los desgraciaditos y bonachones de los especuladores dispongan de efectivo y así puedan jugárselo en los casinos de la New Vegas y gastárselo en putas baratas y en cocaína, como el bendito de los ERES. España va tan viento en pompa, que hemos decidido ayudar a empresas tan deficitarias como la armamentística y los bancos mercantiles. Hemos decidido subir la tasas universitarias porque ya nos sobran ingenieros y arquitectos y los mandamos a Alemania, pobrecitos, para ayudarles a reflotar su industria y su precaria I+D, toditas tan abatidas ellas. Aquí lo que necesitamos son basureros que se escaqueen y no se afanen en la pulcritud institucional. Y parados, sobre todo parados, de ahí la nueva reforma fiscal, sí, porque hemos de ser solidarios y compartir, entre todos, el ocio eterno y la agradable sensación de los desahucios. España va tan bien, tan viento en pompa, que en vez de erradicar las duplicidades institucionales, las fomentamos y, si nos dejan, las convertimos en triplicidades, que es necesario aumentar los despachos siempre solitarios de los tropecientos mil nuevos asesores y de los tropecientos mil cargos designados a dedo por el gobierno (este o el que venga, da igual). España va tan viento en pompa que los jueces engrosan sus cuentas diciendo que las preferentes son legales y, de paso, le hacen un favor al pueblo, tan necesitado de compartir su sufrimiento. España va tan bien, tan viento en pompa, que ya hemos dejado de construir, hemos decidido que ya hemos llegado a la altura suficiente, esa de la que se puedan lanzar, con seguridad mortal, los miles de suicidas que aumentan a diario.

Sí, señores, no nos engañemos, España, tal y como decía el presidente Aznar en sus tiempos, va muy bien, viento en pompa. Colaboremos  también a engrandecer el país. Salgamos a la calle todos y, en vez de protestar, que eso da mala imagen al ser cosa de terrorista, bajémonos los pantalones  y mostremos  nuestras  nalgas desnudas. Dejemos que el mástil del crecimiento económico diseñado por el actual gobierno insufle sus velas al viento y gritemos al unísono con inmenso placer: “ESPAÑA VA VIENTO EN POMPA”.

¿Qué pensarás entonces, que todo ha sido una pesadilla?


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