martes, 22 de mayo de 2012


EL AUTOENGAÑO NACIONAL

¿Qué nos pasa a los españoles? ¿Por qué, aunque evidente, seguimos negando la realidad? ¿Por qué preferimos autoengañarnos?

Que los seguidores y el gobierno de ZP, incapaces de comprender el contexto dramático que se les venía encima, no reaccionaron, pensando que eso serían cuatro días y, luego, a seguir viviendo del cuento tan bien remunerado y a soñar con playas paradisíacas o con putas y cocaína, como el listo de los ERES, está claro. ¡Qué difícil es aceptar que lo bueno se acaba! ¡Y cuán complicado es renunciar a la pseudofelicidad comprada con éxito y dinero! Esos aún siguen creyendo que esto no será más que una breve pesadilla, que los otros lo harán tan mal, que el pueblo, arrodillado en señal de adoración, les reclamará como el gran chamán hacedor de milagros. Tan endiosados están con sus sueldazos y sus compadreos con la banca. Pero los otros están aún peor. Después de ocho años a la sombra, han llegado degustando el sabor de la venganza. Su estúpida soberbia les ciega y no ven más allá que gentuza vaga y ordinaria que les quiere quitar lo suyo, lo que, por cuestiones de nobleza y señorío, siempre les perteneció. Estos ya no hablan de derechos, hablan de caridad, y nuestras obligaciones, a partir de sus órdenes, serán muchas más. Eso sí, venderán austeridad, pero aumentarán sus privilegios. Al pueblo le diremos que son sacrificios necesarios para volver a la buena senda del empleo, se dirán, mientras colocan a sus primos y se granjean las buenas relaciones. Nadie advierte nada, nadie ve el tsunami. Y la sombra de la ola avanza, cubriendo nuestras cabezas. Más cabezas. Más.

Mientras tanto, el pueblo se pelea: que si izquierda, que si derecha, que si Messi, que si Ronaldo, que si un Ferrari, que si un Mercedes, que si los rojos, que si los fachas, que si los inmigrantes, que si yo me voy para Alemania, que si los del 15M sois unos terroristas, que si pues vosotros sois unos corruptos estafadores del pueblo y os vamos a cortar el cuello, que si porra, que si cuchillo, que si bala de goma,  que si martillo, que si munición real……y se acabó la discusión. (Perdonad esta pequeña licencia literaria, la hago sin intención de agorero, pero mejor hagamos lo posible por evitarlo, si es que podemos).

Pero no, el pueblo también está ciego y feliz, cantando goles frente a la pantalla del televisor, ahora con pincho de tortilla y coca-cola, y no con el pedido de Telepizza y el cubata, como solía ser antes. Sólo los que han llegado al límite comienzan a despertar (también hay dignas excepciones, no lo voy a negar, pero son tan escasas…). Sin embargo, también entre estos existe el autoengaño.  Y son ciertamente patéticos, y no lo digo en tono de sorna, carece de acepción mordaz mi aseveración, lo digo por penoso porque, a pesar de la máscara, sus ojos transmiten una profunda aflicción y tristeza. Estos viven el drama en el interior de sus casas, frente a los ojos hambrientos de sus hijos,  pero fuera limpian cada día el brillo de la carrocería de su coche y el de su mujer, para que los vecinos piensen que todo le sigue yendo muy bien, mientras miran a las esquinas de la calle, temiendo que los agentes judiciales vengan a embargarlos. Estos aún creen más en los milagros que los mismos milagreros del PP. Estos creen que, incluso de la noche a la mañana, pueden cambiar el hundido surco de su vida, y  que aún mantienen firme en sus manos el timón de su futuro. ¿No os dan pena? Piensan que, con una revolución inmediata, nos salimos de la UE y del euro, creamos un banco público y emitimos moneda soberana que repartimos entre el pueblo y las pequeñas y medianas empresas, fomentamos el comercio interno y comenzamos a crecer inmediatamente. Ah, y no pagamos la deuda exterior porque la auditamos y demostramos que es ilegítima u odiosa y…. todo nos va a ir muy bien, y esto va a ser chachi piruli, porque ya podré volver a conducir mi coche guapo y volveré a tener dinero para llenar el depósito y apretar el acelerador para correr, correr mucho y ser más rápido que nadie y llegar antes que nadie a todo, todo, todo, todito para mí……. Y vuelve a rodar la rueda, unos años de bonanza para llegar a lo mismo y ya veremos a quien le toca luego, si a nuestros hijos o a nuestros nietos.

Bueno esto último no tiene porqué pasar, depende de la honestidad con la que afrontemos el proceso. Y si los hacemos bien, puede hasta que encontremos la piedra filosofal.

Nadie quiere ver, que si llegáramos a hacer eso, la moneda se devaluaría tanto que  ya no podríamos comprar en el exterior el petróleo, por ejemplo, que quizás tuviéramos que volver a las linternas de dinamo, que entonces tendríamos el problema contrario al actual, tendríamos dinero, pero las estanterías de los supermercados estarían vacías de productos. Que tendríamos que fomentar los mercados locales para ahorrar combustible en el transporte. Que volveríamos a la bicicleta para trasladarnos. Lo que sí mejoraríamos serían los servicios sociales, al pagar con nuestra propia moneda a los trabajadores del estado, estos no verían restringidos sus derechos por culpa de un déficit que no ha provocado ellos y, a base de voluntad, cubrirían las deficiencias de material clínico patentado en el extranjero. Y, además, no acumularíamos más deuda, algo fundamental para romper la cadena que nos lleva al esclavismo, a nosotros y a nuestros hijos y nietos. En fin, que aquel que piense que una revolución total nos va a llevar directamente a los maravillosos mundos de Pin y Pon está tremendamente equivocado, se está autoengañando. El cambio de paradigma es absolutamente necesario, luchamos por la dignidad de nuestros vástagos, por la libertad de ser humano. Pero es necesario que comprendamos que para conseguirlo hemos de llevar a cabo sacrificios. Que lo importante no es el BMW que aún tenemos aparcado en la puerta, sino las personas, esos ojos hambrientos de nuestros hijos.


Nos esperan años muy duros. Da igual si no reaccionamos, como si llevamos a cabo la revolución. La diferencia sólo estriba en que si vamos o no a luchar por nuestra dignidad de seres libres y humanos. Tenemos que aceptar la situación y el contexto dramático que nos espera y afrontarlo con resignación y valentía. Y tener esperanza. Tener confianza en la conciencia del ser humano. Claro que yo confío en el pueblo para conseguir salir de ésta, ha habido épocas peores y lo hemos logrado, pero el inicio de toda victoria comienza cuando se va a la lucha con humildad. Seamos humildes y démosle la patada al coche que nos mantiene dormidos, soñando con vanaglorias vacías y estúpidas, y alcemos nuestras manos abiertas en señal de paz, digámosles a quienes nos mienten que estamos despiertos y somos el pueblo y que nos hemos congregado todos para decirles que ya basta, que el rollo se les acabó y estamos dispuestos a comenzar de nuevo, desde el principio, para construir algo diferente, nuevo, original y más justo y humano, algo cimentado en la dignidad de los seres humanos y no en materiales que codiciar. Que ya no nos tragamos el rollo de la competitividad y el capitalismo neoliberal.


1 comentario:

  1. http://neomerindades.blogspot.it/
    nosotr@s directamente seguimos apostando por la ruralidad: autoconsumo y naturaleza. Abandonad las ciudades y comed lo vuestro, es facil. Ah... y el dia que se acabe internè pues, bueno, cosas peores pasan
    ciao y animo!

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