lunes, 14 de mayo de 2012


CARTA ABIERTA A LAS FUERZAS DE SEGURIDAD Y DEL ORDEN ESPAÑOLAS

Nuestras fuerzas de seguridad deberían estar para salvaguardar la decencia del ser humano, los derechos fundamentales de las personas y no para velar por los intereses de quien más puede, los hoy corruptos políticos, los fraudulentos (sí, por muy legal que sean sus trapicheos) amasadores de capital y los, demasiadas veces, jueces prevaricadores. Deberían tomar ejemplo, si les queda algo de honor, dignidad y vergüenza, de la policía griega y del ejército portugués, ya que ambos han emitido comunicados a sus respectivos gobiernos, alertándoles de que no actuarán contra su pueblo, favoreciendo de ese modo la extorsión de la que son víctimas por parte de sus delincuentes gobernantes. El pueblo no es el enemigo de las fuerzas del orden, muy al contrario, las fuerzas del orden existen porque los ciudadanos con sus impuestos justos las financian. Pero han de saber que el pueblo las financia para que les sirvan de apoyo y les aseguren su defensa ante cualquier injusticia social o cualquier accidente natural o provocado. El pueblo comprende que sois utilizados, de forma deshonesta, por el poder, pero también sabe que bajo los trajes y accesorios de antidisturbios, hay seres humanos que sienten y padecen las mismas injusticias que nosotros. Sabemos que muchos no están de acuerdo con las órdenes punitivas que les obligan a cumplir, sabemos que son seres humanos que también se conmocionan ante la visión de la violencia desatada y provocada por tan desleales injusticias que el gobierno lleva a cabo con su pueblo, con el mismo que le otorgó el poder de gobernar. Sabemos que los policías son seres humanos con familias, con hijos, y que también estarán muy preocupados pues, al igual que nosotros, tampoco ven un futuro aceptable para sus vástagos.
Por todo ello, les conmino a que expresen su voluntad de forma libre y clara, sin miedo. Les pedimos humildemente que se expresen en los mismos términos que la policía griega y que el ejército portugués. Les rogamos que alerten de igual manera a nuestros gobernantes, diciéndoles que no están dispuestos a cumplir las órdenes antidemocráticas de ejercer la violencia contra sus hermanos, los ciudadanos, los millones de ciudadanos pacíficos que, en honor a la justicia universal,  exigimos que nuestros derechos democráticos y ciudadanos no sean menospreciados, menoscabados y pisoteados diariamente por los mismos gobernantes que, traicionándonos, han incumplido todas sus promesas electorales, mintiéndonos sólo por la ambición de conseguir el poder, para así, defenestrar nuestra dignidad de ciudadanos libres.
Señores de las fuerzas armadas y del orden, tienen una oportunidad histórica de enmendar este genocidio silenciado que se está llevando a cabo desde las más altas instancias gubernamentales de nuestro país. 1.750.000 familias pasan hambre en nuestro país. 5.600.000 parados sobreviven como buenamente pueden sin apenas ayuda. La situación crítica en la que vivimos ha hecho que el índice de suicidios de este país ya supere a los accidentes de carretera y laborales juntos. Y hay muchas muertes que se achacan a enfermedades cuando están relacionadas directamente con la situación económica que atraviesa España. Las noticias se tergiversan o se nos miente descaradamente desde los medios de comunicación. Las causas más terribles de esta situación ni siquiera llegan a nombrarse en esos medios. Se nos miente y se nos oculta la verdad. Y todos estos problemas podrían arreglarse y superarse si todos, también ustedes, colaborásemos juntos y en concordia, de forma honesta, justa, transparente.
Señores de las fuerzas armadas y del orden, tienen la obligación moral, con el pueblo español y, sobre todo, con sus propios hijos, de tomar una decisión al respecto. Tienen dos opciones: colaborar con los extorsionadores que les dictan las órdenes o ponerse al lado del pueblo y defenderlos ante las injusticias y la restricción de sus derechos humanos más fundamentales.
En sus manos está la decisión. Ya es hora de que expresen su voluntad abiertamente. Si ésta es la que todo el pueblo indefenso espera, no tengan la más mínima duda de que los acogeremos entre nosotros en un común y cordial abrazo. Si no es así, la responsabilidad de todo lo que pase en adelante en este país será únicamente vuestra.

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